La Leyenda La cosa blanca en Coatlinchán inicio con Pedro que era un joven de Coatlinchán Texcoco México, campesino como su padre dedicado al cultivo de la tierra, sembrando maíz y frijol. Era de comprenderse que por su juventud a Pedro le gustaba mucho el huateque y la fiesta. Y fue precisamente en una fiesta del pueblo vecino San Luis Huexotla donde conoció a María, muchacha sencilla y bonita. Al verla Pedro quedo prendido de su belleza y empezó a cortejarla hasta declararle su amor. Y corriendo con buena fortuna fue correspondido por María.
A partir de ese entonces Pedro empezó a visitar a María, ahora su novia sin saber que un día la cosa blanca en Coatlinchán lo sorprendería.
Pedro conoce a María
Su padre estaba preocupado y siempre le decía que tuviera mucho cuidado al regreso; pues a Coatlinchán y a Huexotla los une el antiguo camino real de más o menos unos 5 kilómetros de distancia; es por eso que a su padre le preocupaba que se regresara solo. Por esta razón el padre de Pedro le regalo un caballo para que fuera y viniera de Coatlinchán a Huexotla y de Huexotla a Coatlinchán. Pedro estaba feliz porque ahora se trasladaba más rápido para ver a su novia.
Pedro cada día disfrutaba más de la compañía de su novia. Por lo tanto empezaba a regresar a Coatlinchán más tarde que de costumbre. Llegaba a los primeras casas del pueblo cuando ya la noche empezaba a caer. Esto no le preocupaba a Pedro, pues cuando uno se enamora el tiempo y la distancia es lo que menos importa.
Varios de sus amigos lo bromean con historias de fantasmas y aparecidos que se habían visto de noche sobre el camino; sobretodo porque sabían que regresaba tarde por el antiguo camino real. Este camino era sombrío, lleno de arboles por ambos lados, totalmente solitario y por las noches imponía su inmensa soledad; pero eso a Pedro no le importaba.
Aparece la cosa blanca de Coatlinchán
Fue una noche de otoño, como de costumbre a Pedro se le había hecho tarde por quedarse a platicar un poco mas con María. La noche había caído ya, eran como las 10:00 o 10:30 de la noche, Pedro se despidió prometiéndole a su novia regresar al otro día. Monto a su caballo, y tomó el camino de regreso hacia Coatlinchán. A la salida del pueblo de Huexotla hay una barranca y un antiguo puente colonial para cruzar.
Pedro venía recordando los bellos momentos que había pasado instantes antes con María; cuando al llegar a dicho puente su caballo empezó a ponerse nervioso, tanto así que sacó a Pedro de sus pensamientos. Así llegó al puente y antes de cruzar el caballo se detuvo totalmente y no quiso pasar el puente, Pedro se preguntaba que le estaba pasando al caballo. Dicen que los animales presienten el peligro, su caballo, un manso retinto comenzó a parar las orejas pues había advertido algo fuera de lo común metros mas adelante.
No quiere caminar el Palomo
El palomo, que así se llamaba el noble animal, comenzó a temblar y a corcovear un poco. Luego, se rehusó a seguir avanzando, el animal comenzó a relinchar, a pararse en los dos cuartos traseros y a lanzar coces a diestra y siniestra. Trato de clamarlo pero fue inútil, Pedro le ordenaba avanzar, pero el caballo daba un paso hacia adelante y enseguida se regresaba. Empezó a sentir un escalofrío recorrer su piel, el ambiente nocturno cambio drásticamente, el caballo ya bufaba. Pedro empezó a sentir miedo, y en un arranque de desesperación tomo su fuete y lo azoto en la enanca del caballo. Fue tan fuerte que el caballo parándose de manos relinchó y se arrancó a galope pasando el puente a gran velocidad.
En ese momento Pedro vio claramente salir de la parte de abajo del puente una cosa blanca, transparente y misteriosa. Pedro se sujeto al caballo pues venía asustado y desbocado. Miró de reojo a la cosa blanca que flotaba al parejo de su caballo de forma lateral, entre los árboles. Era tanto su terror que ya no sabía si soltarse o sujetarse a su caballo, que a todo galope se dirigía hacia Coatlinchán.
Un final feliz para leyenda La cosa blanca en Coatlinchán
Fueron momentos eternos de miedo y terror para Pedro. Afortunadamente para él después de un rato, las primeras casas de Coatlinchán se comenzaron a mirar, y cuando más se acercaba a la población, la cosa blanca empezó a quedarse, entre los árboles y a quedarse, hasta que desapareció. Fue así como llegó al centro de la comunidad de Coatlinchán, con su caballo reventado por la carrera, y él con el corazón en la boca.
Esto le paso a un Joven llamado Pedro de Coatlinchán, y para no tener que pasar por el mismo lugar de noche donde tuvo ese misterioso encuentro, con La cosa Blanca, se robó a María, su novia y se la llevó a vivir a Coatlinchán.
FIN